Buenas noches, malagueños y malagueñas. Para acabar el año, en 2020 me dirigí a vosotros desde el Centre Pompidou Málaga, en la esquina de los muelles 1 y 2 del puerto. En 2021 lo hice desde la Colección del Museo Ruso, en Tabacalera. Hoy os hablo desde la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso, en la Plaza de la Merced, donde nació el más universal de nuestros vecinos.
En 2023 vamos a conmemorar el 50 aniversario del fallecimiento de Picasso, un artista global que es parte esencial de la marca Málaga. España y Francia han programado conjuntamente 50 exposiciones y eventos para “celebrar a Picasso” a través de una comisión en la que nuestro Ayuntamiento participa. Estamos aprovechando esta efeméride para promocionar Málaga en todo el mundo y la aprovecharemos también para que los malagueños conozcamos con mayor profundidad la obra de una de las personalidades más célebres de la Historia del Arte.
Tomo unos minutos de vuestro tiempo para desearos todo lo mejor en el nuevo año. A cada uno de vosotros, a vuestros familiares y amigos os deseo paz, entendimiento, prosperidad y un futuro lleno de éxitos. Permitidme que, al transmitiros estos deseos, reflexione brevemente sobre nuestra ciudad en el marco español, en el marco europeo.
Málaga vive un momento de intensa plenitud. Los frutos del esfuerzo realizado por toda la sociedad, con el empuje del sector privado y la contribución de las instituciones públicas, compartiendo una planificación estratégica consensuada, crecen y son cada vez más visibles. Dos de los principales diarios españoles nos han señalado recientemente de una forma elogiosa, llenándonos de orgullo: El País Semanal se ha referido a Málaga como la capital “en boca de todos”, mientras que El Mundo nos ha elegido como la “ciudad del año”. Reconocimientos ambos muy estimulantes.
A los anuncios realizados el año pasado por Google, Vodafone o Dekra se han sumado en 2022 Citigroup, Ernst & Young y Santander, entre otras multinacionales. Citi recibió más de 3.000 solicitudes para las 27 plazas que, inicialmente, tiene su hub de Málaga, instalado en la calle Larios. Como declaré recientemente, Málaga va a por todas porque su dinamismo y capacidad de atracción están llegando muy lejos, superando expectativas, mejorando y fortaleciendo la ciudad, tanto en el contexto nacional como en el contexto internacional.
Pero este incuestionable éxito no nos ha de llevar a la autocomplacencia. Quedan metas por alcanzar, y hay también riesgos y consecuencias indeseadas que el atractivo de nuestra ciudad produce. Por ejemplo, la carestía de la vivienda, tanto en propiedad como en alquiler. Es necesario articular una política más ambiciosa por parte de todas las administraciones en esta materia. Y para ello procede intensificar la colaboración público-privada, la vía más rápida y eficaz para que la demanda y la oferta tiendan a acercarse y los precios se moderen. El mercado inmobiliario tiene que dar respuesta a los proyectos de vida de los malagueños, y desde el Ayuntamiento seguiremos haciendo lo que esté en nuestra mano para lograrlo, redoblando nuestro esfuerzo. Aunque no sea una competencia municipal, hemos construido más de 5.000 viviendas protegidas en estos años. Estamos dispuestos a hacer más y a poner las condiciones necesarias para que los promotores privados hagan viviendas baratas sobre suelo público.
Que seamos el tercer polo de atracción de inversión en España, sólo por detrás de Madrid y Barcelona, nos lleva a considerar también la situación salarial de los trabajadores malagueños, pues las iniciativas empresariales no deben fructificar sobre el bajo coste del capital humano. Si la ciudad eleva su nivel y sus estándares como está haciéndolo, los salarios deben ser acordes con ese impulso. Y ello conecta con la formación para que el empleo cualificado que estamos generando retenga talento local, además de atraer talento nacional e internacional. Necesitamos excelencia tanto en la formación universitaria como en la profesional. Mejorar la educación es la clave del progreso de Málaga, de Andalucía y de España. El empleo de calidad emana de una educación de calidad.
En 2022, la Universidad de Málaga ha cumplido medio siglo y el Parque Tecnológico de Andalucía –ahora llamado Málaga TechPark–, 30 años. Sin ambos, la ciudad no estaría donde está, y a ambas instituciones les debemos reconocimiento y compromiso. Y no olvidemos el aeropuerto, que cumplió un siglo en 2019 y es el tercer puntal de nuestro triángulo productivo, complementado con el Palacio de Ferias y Congresos y el Polo Nacional de Contenidos Digitales.
Tampoco estaríamos donde estamos sin el turismo, pues la construcción de la Málaga cultural y de la Málaga tecnológica se ha hecho sobre la base de la Málaga turística. Siendo, como somos, parte de la Costa del Sol, es natural y bienvenida la importancia de un sector en el que España figura entre los países más competitivos del mundo. Instigar rechazo hacia el turismo es, como poco, irresponsable. El camino es apostar por la calidad frente a la cantidad, fomentar la apertura de establecimientos de máxima categoría y atraer así a visitantes con mayor poder adquisitivo. Eso es lo que estamos haciendo en Málaga.
La última encuesta del Centro de Investigación Aplicada de la Universidad de Málaga ha constatado, entre otras muchas cosas, que casi el 90% de la población valora el impacto del turismo en Málaga y su área metropolitana como “muy positivo” o “positivo”.
Apoyémonos en el turismo pues, y diversifiquemos intensamente la economía mediante palancas tan relevantes como la Fundación Instituto Ricardo Valle, creada a principios de este año. Se trata de un centro de innovación aplicada a la industria que promueve actividades de transferencia de conocimiento para generar valor en el mercado. Está siendo una herramienta muy útil para que las empresas malagueñas desarrollen su potencial y generen empleo de calidad. Según los últimos datos oficiales, de noviembre, en Málaga hay 54.488 desempleados. Aunque las cifras han mejorado, seguimos teniendo una tasa de paro excesiva con la que no podemos conformarnos.
El éxito de Málaga es de todos y tiene que ser para todos. A quienes no reconocen lo logrado, sea por prejuicio o desconocimiento, cabe recordarles algo muy elemental: el éxito es mejor que el fracaso, aunque muchas veces haya que fracasar para lograrlo. No olvidemos nunca que otras ciudades aspiran a ser como nosotros y se interesan por nuestras prácticas y estrategias; y que ciudades con gobiernos de diferentes partidos acuden a Málaga para preguntarnos cómo pueden reproducir allí lo que hemos conseguido aquí. Eso significa que hay un modelo, que el modelo es exitoso, y que el modelo es válido por encima de las siglas.
Me refería hace un momento a las metas que nos quedan por delante. En junio de 2023 sabremos si Málaga es elegida para organizar la Exposición Internacional de 2027. Competimos con otras cuatro ciudades: Belgrado (Serbia), Bariloche (Argentina), Bloomington (Estados Unidos) y Phuket (Tailandia). Estamos convencidos de que nuestra propuesta, que lleva el título “La era urbana: hacia la ciudad sostenible”, es la mejor de las presentadas, la más interesante, la que más y mejor responde a los grandes retos que el mundo tiene ante sí. Ahora, con el trabajo conjunto de todas las administraciones, a quienes agradezco su compromiso con Málaga, enfilamos los últimos meses de intenso trabajo para conseguir nuestra proclamación como sede. Si lo logramos, habremos dado un paso más, muy sólido, para la proyección internacional de la ciudad.
Con Expo o sin ella, la sostenibilidad es uno de los tres retos más importantes que tenemos por delante, junto a la educación y el empleo, ya mencionados. En este sentido, Málaga ya está por encima de los 10 metros cuadrados de zona verde por habitante, concretamente 11,35. Son casi 9 veces más que en 1995.
En enero entrará en vigor el presupuesto del Ayuntamiento para 2023, que crece hasta superar los 976 millones de euros, con casi 119 millones en inversiones. Y ello, como viene siendo una constante desde hace 18 años, sin aumentar la presión fiscal, que está entre las más moderadas de las grandes ciudades del país. Las cuentas municipales son producto de la estabilidad política del municipio y permiten que la ciudad funcione; que mantengamos una apuesta firme por la política social, la sostenibilidad, la innovación, la cultura y la transformación urbana en los barrios de los 11 distritos.
Quiero agradecer una vez más a los trabajadores del Ayuntamiento, y de los organismos y empresas municipales, su dedicación y compromiso para prestar servicios públicos de primer nivel que nos sitúan en la vanguardia del buen gobierno local. Su trabajo nos distingue y prestigia.
Desde el ámbito político, todos –repito: todos– tenemos la obligación de contribuir al diálogo sereno, a la búsqueda de soluciones, al sosiego y al acuerdo. La cercanía de un ciclo electoral no justifica, en ningún caso, una espiral de crispación que nada tiene que ver con los principios de la democracia edificada sobre la Constitución de 1978. La fortaleza de las instituciones prevalecerá porque fueron diseñadas para resistir tentaciones populistas, vengan de uno u otro lado, y para garantizar nuestra convivencia y el servicio al bien común y al interés general. Y esa fortaleza es aún mayor al estar dentro de la Unión Europea, cuya integración tiene que continuar y acelerarse.
Tomemos nota de las palabras del Rey, en su reciente mensaje navideño, invitándonos a la reflexión: “No podemos dar por hecho todo lo que hemos construido”, afirmaba con acierto. La estabilidad, la colaboración leal, el respeto a la Carta Magna y a las leyes, la integridad y la rectitud son condiciones necesarias para el progreso. Y para alcanzarlas hay que poner la razón por encima de la emoción. Está en nuestras manos seguir avanzando como lo hemos hecho durante los primeros 44 años de democracia constitucional: la unión, la convivencia y el fortalecimiento institucional dentro de Europa, que también podemos sentir como nuestra patria, dependen, en última instancia, de la responsabilidad individual de cada ciudadano. Nadie puede considerarse ajeno a esa tarea, que a todos nos concierne.
Hace un año la pandemia acaparaba la atención y era la mayor de nuestras preocupaciones. Por fortuna, esa angustia ha ido quedando atrás. Pero el 24 de febrero Rusia invadió Ucrania, y la guerra en territorio europeo nos ha traído el recuerdo de un pasado bélico que creíamos olvidado para siempre. Además de una creciente incertidumbre económica a causa de la inflación, imágenes de devastación, destrucción y muerte nos han acompañado en los últimos meses.
Málaga se ha volcado durante este año con los ucranianos residentes entre nosotros, así como con la población que sufre directamente el horror y la sinrazón de la violencia. Ojalá la paz que os deseaba al principio llegue pronto, pero mientras que esta guerra cruel no cese, nuestra solidaridad con el pueblo ucraniano debe seguir activa y movilizada. La misma solidaridad que hemos de desplegar entre nosotros con aquellas personas, familias y colectivos que peor lo están pasando en un contexto económico complejo y tensionado por la escalada inflacionaria.
Con esa esperanza os deseo a todos un feliz año nuevo. Que vuestros proyectos se hagan realidad durante 2023 en Málaga, una ciudad de la que podemos sentirnos orgullosos, apreciada, envidiada, referente. Málaga es el éxito de todos vosotros, malagueños y malagueñas. Muchísimas gracias por vuestra imprescindible aportación para que, con trabajo y constancia, los planes que compartimos se hayan convertido en una afortunada realidad.
Un abrazo muy fuerte.
(Mensaje original de Francisco de la Torre, Alcalde de Málaga)