La estrella del rock estadounidense Ben Harper ofreció anoche en Starlite un concierto único, en el que hizo gala de su voz dulce y de su virtuosismo musical. “Tocar aquí es algo alucinante, con una acústica muy especial. El lugar es único”, confesó el músico instantes antes de salir al escenario, con sus instrumentos como única compañía.
El músico estadounidense se entregó desde los primeros instantes a su público: “Estoy aquí como en el comedor de mi casa, quiero que me escuchéis bien, como si estuviéramos tomando té o café con galletas”, bromeó Harper ante un entregado auditorio, ansioso de vivir esta experiencia en Starlite.
Así arrancó Harper el concierto con su mítica guitarra Weissenborn sobre su regazo, con la que interpretó All my heart can take y Life Line, para a renglón seguido, levantar su voz para cantar Walk away.
El artista, que presentó su último trabajo Childhood home en la cantera, no escatimó en virtuosismo en su puesta en escena. No en vano es una de las destacadas figuras del rock de hoy en día, en la que fusiona los ritmos del blues, soul, góspel, folk y funk, con letras reivindicativas. Y cantó mucho, y se entregó con Diamonds on the inside, para deleite del público; y repasó temas como Another lonely day, Glory Consequence o Born to love you.
En definitiva, otra noche mágica la que se vivió en el auditorio de la cantera, en esta sexta edición de Starlite. Como el propio Ben Harper confesó al finalizar su actuación: “Nunca olvidaré esta noche, una de las más especiales de mi vida, volveré”.