El cantante, compositor y bailarín americano Jason Derulo (Florida 1989) ha vuelto a pisar el escenario de Starlite Festival anoche, por 3 vez, tras sus espectaculares actuaciones de 2017 y 2019, frente a un público prevalentemente joven, que, tras el parón de los 2 años anteriores, ya finalmente se pudo desmelenar y entregarse al ritmo de sus ídolos.
Entre los VIP que asistieron al concierto de anoche: Sebastián Yatra que quiso disfrutar como público la noche previa a su concierto en Starlite Catalana Occidente, Marta Hazas, Iván Sánchez y su novia Irene Esser, Nicole y Bárbara Kimpel, el futbolista del Real Madrid Antonio Blanco y Paola Melgar, o el portero del Chelsea Kepa Arrizabalaga, entre otros. Espectadores de excepción de uno de los conciertos más intensos y movidos del festival.
El concierto tuvo una fase de calentamiento previo de unos 40 minutos de DJ session, con el vocalist del cantante empujando las “dance hits” del momento, para que el público empezara a entrar en la modalidad disco y creciera aún más la expectativa de ver a Jason dar comienzo a su show.
Un equipo de artistas digno de una star
El artista estadounidense abre el concierto junto a su grupo de artistas, un equipo excelente de músicos, pero sobre todo de bailarines y bailarinas, que, junto a los efectos psicodélicos de las luces y humos, realizaron una coreografía magistral, amplificando y potenciando el impacto de cada tema y haciendo subir progresivamente el nivel de emoción.
Aunque en un par de ocasiones se apagó el escenario por algún fallo técnico, el equipo de Jason no paró de cantar y bailar, manteniendo enganchado el público como si eso también fuera parte de performance. Jason supo aprovechar las interrupciones para dirigirse de forma intima al público de Marbella y agradecerle su cariño y confianza.
Desde nuestro punto de vista, Jason Derulo es un artista que vocalmente rinde más en sala de grabación o en Tick Tock que en auditorios, pero eso poco importa, incluso podría haber actuado en playback y el público no habría dejado de aclamarle de todas formas.
Su éxito, más que a su voz o a al contenido de sus letras es debido a la maliciosa mezcla entre su estilo y sus poses, entres su slangs y sus ritmos que en estos años se nos han pegado como banda sonora de nuestros viajes en coche, salidas de copas o clases de fitness. Por eso el público internacional de anoche se volvió loco por cada gesto, salto, mirada o cambio de look del artista, tocando el momento álgido cuando se quita la camiseta enseñando un pecho y una espalda perfectamente esculpidos y con ella secarse las gotas de la piel.
Derulo sabe que los asistentes son también sus seguidores en Tik tok, conocen sus malicias y coreografías, y para ellos verlas en vivo es otro nivel: les dejó sin aliento y llevó a los asistentes a una especie de nirvana musical que les será difícil de olvidar. La comunión entre espectadores y artista se produjo desde el primer tema, que fue “Watcha Say”, recibido entre vítores y aplausos.
Venir desde tan lejos y sentirme como en casa
“Para mí es un sueño hecho realidad venir desde tan lejos y sentirme como en casa. Starlite es uno de esos sitios a los que siempre estoy deseando volver” decía el enérgico estadounidense sobre el escenario de Starlite Catalana Occidente rodeado de un impresionante equipo de baile.
Al ritmo de “Savage Love”, “Riding Solo”, “It Girl” o “Swalla” el público no pudo parar de bailar, hasta que todo el auditorio se puso de pie, aclamando al artista por no poder aplaudirle (con móvil en mano es complicado).
Además, escogió el escenario de Starlite Catalana Occidente para sorprender a todos los asistentes con una actuación única, diferente y muy especial, interpretando por primera vez ante el público “SLIDIN” por ser “el lugar perfecto” para compartir un momento tan mágico con un tema inédito que le hizo salir casi una vena flamenco-gitana, haciendo salir un belting “en español” que resultó gracioso y muy emotivo.
El concierto concluyó con “W2WM” bajo una noche estrellada que quedará para el recuerdo como una de las más divertidas y apasionantes de la XI edición, la más larga de la historia.
