El Rey del Rock español, Miguel Ríos, desplegó anoche sobre el escenario de Starlite el magisterio de un artista que maneja espacio y tempo escénicos con total desparpajo.
El granadino actuó anoche por primera vez en el auditorio de la cantera marbellí, si bien la familia Starlite ya había disfrutado de él escasos días atrás, tras su participación en la reciente Starlite Gala, donde fue galardonado con el premio internacional Ciudad de Córdoba por la Paz Antonio Gala de las Bellas Artes, en la categoría de Música, como reconocimiento a su influencia y labor divulgadora en la música.
“El rock es un elemento vivo que ha contribuido al desarrollo del ser humano, como la música clásica”, reflexionaba Miguel Ríos instantes antes de arranchar su concierto.
Miguel Ríos vino anoche a Starlite con su espectáculo Symphonic Ríos, pero lo hizo de la mano de la Orquesta Sinfónica Universal Music, creada para la ocasión, y del cuarteto rockero Los Black Betty Boys. Con una poderosa y emotiva voz, el Rey del Rock español, repasó algunos de los temas más populares de su carrera, centrando la mayoría del repertorio en la década de los ochenta y logrando congraciar el nervio de un cancionero netamente rock, con el complejo entramado sonoro de una orquesta de medio centenar de integrantes.
Precisamente fue la orquesta la que introdujo el concierto con una Obertura, en la que sonaron algunas de las melodías más reconocibles del ‘universo Ríos’, para que a continuación, un gimnástico Miguel Ríos, hiciera un derroche de su estupenda forma física y se presentara con Memorias de la carretera, para seguir con Bienvenidos (”a los hijos del rock & roll”), e hilvanar una retahíla de clásicos como Sueño espacial / Año 2.000 (entonaba “hay que cambiar el sistema, entramos en la cuenta atrás”), El blues del autobús, Un caballo llamado muerte, El río…
Y así, poco a poco, el de Granada cantó a “la reina de copas, sota de espadas” que “tiene sonrisa de monalisa”, en Directo al corazón; y se recreó en la Alhambra “que flotando se va”, en Boabdil El Chico (se va al norte); y abogó por “libertad, pan y amor” en el tema En la frontera…
Ríos convenció en Starlite con un largo concierto de rock sin concesiones que forma ya parte de la historia de este Festival y en el que no faltaron temas eternos como Los viejos rockeros y Santa Lucía. Pero no podía faltar el momento mágico del concierto, que reservó Ríos para su última interpretación, el Himno de la alegría, con el que se despidió en una noche vibrante en Starlite.