Ayer tuvimos en placer de cenar en Nobu, el nuevo restaurante de Puente Romano que abre sus puertas al público hoy 15 de junio.
Ubicado donde estaba antes el restaurante Uni, Nobu goza de una terraza panoramica muy agradable a la plaza de Puente Romano y de una sala interior espectacular, desde donde se puede apreciar el minucioso trabajo de la cocina y de sus adeptos.
El estilo del restaurante es quizás más occidental que oriental, con la madera como gran protagonista y un toque de negro en la decoración que junto a un alumbrado soft confieren al ambiente una atmósfera muy cálida y relajada.
Una chica a la entrada nos dice “Irasshaimase” y 1 segundo después lo mismo repite en voz alta, todo el personal de sala: “bienvenido, estoy a tu servicio” y con una sonrisa genuina nos acompaña a la mesa.
Un servicio impecable nos pone cómodos y nos invita a unos cocktails deliciosos: casi es una pena tomarlo alcohólico ya que el mix de sabores, hierbas y especias que utilizan para los cocktail es tan rico que casi se nos olvida el espíritu del alcohol.
Tuvimos la oportunidad de conocer a la joven executive chef Eleni Manousou antes de empezar la cena y nos contó un poco su trayecto. Griega de nacimiento pero enamorada de la cocina japonesa, Eleni empieza a deleitarse en la cocina por hobby hasta darse cuenta que su dedicación le había llevado a trabajar en los sitios más internacionales del mundo. Trabajando con Nobu San descubre la afinidad entre la cocina griega y la japonesa y comprende la importancia de trabajar con materias primas de alta calidad. El producto es el soberano de la cocina y en eso no hay compromisos.
Despúes de un tiempo en Dubai, estar en Marbella le encanta, nos confiesa, porque por fin vuelve a disfrutar de una naturaleza verdadera que le había faltado durante años en esas metrópolis.
La cocina de Nobu San es japonesa con influencia suramericana y el resultado a nuestros sentidos fue sorprendente, tanto por el sabor que por la vista y el olfato.
Empezemos con un pez limón en salsa de yuzu y soya, puré de ajo y jalapeños que el chef nos recomendó comer junto a una hojita de cilantro puesto al centro del plato para conseguir el sabor completo del plato.
Siguieron un atún sashimizado sobre un aderezzo de cebolla (y muchos más vegetales que no pudimos apuntar) y unos cangrejos en tempura flotando en “masu ponsu” (vinagre dulce) con jalapeños, sandía y semillas de sésamo.
Una combinación de acido y dulce, tierno y crujente muy agradable y coreográfica.
Ya la luz del día iba desapareciendo y con el obscurecer de la noche, acompañado de una delicada música de fondo llegó el Miso de bacalao negro y el Miso de berenjena japonesa: dos auténticas delicias que nos dejaron sorprendidos.
El bacalao negro estuvo marinado durante 3 días en “den miso” horneado y caramelizado y acompañado por 4 confituras diferentes e yuzu. La berenjena japonesa, horneada con el mismo “den miso” y recubierta con un velo dulce y sésamo.
En un bonito cazo fumante tapado llegó el “Beef Toban Yaki”, un filete de solomillo que terminó su cocción en nuestra mesa, junto a una mezcla de setas japonesas salteadas en un sake elaborado unicamente para Nobu.
Cuando ya nuestros dedos, poco acostumbrados a los palillos chinos, estaban cansados de trabajar, Mr. Aber Baych nos trajo un insólito sushi, que pudimos coger directamente con la mano y que al paladar nos regalo un sabor y una textura completamente diferente a la del sushi que estamos acostumbrado a comer.
Finalmente terminó el banquete con unos postres de autor: cheese cake con helado de frutos rojo y una gelée de mango con confitura de yuzu y crujiente de almendras, eso sí con cuchara y tenedor.
Cada plato que probamos nos fue detalladamente presentado por los encargados, ambos profesionales encantadores formales y super atentos pero al mismo tiempo tiempo alegres y discretos, nos hicieron sentir como en casa.
Debo de admitir que, si en Marbella hay muchos restaurantes donde en general se puede comer bien, no son tantos aquellos donde hay un servicio tan profesional y con trato tan personal. Eso es un merito y una característica peculiar de Puente Romano que, junto a la variedad de cocinas originales y gourmet, hace del complejo turístico un lugar de ensueño.