Pablo López llegó a Starlite por la puerta grande, en el que fue el quinto sold out de esta edición, tras los de Luis Miguel, Sting & Shaggy, David Bisbal y Pablo Alborán.
El artista malagueño, que está recorriendo un intenso camino musical repleto de emociones, venía a presentar su último trabajo Camino, fuego y libertad, dentro de su gira Santa Libertad. Y lo hacía en su casa, con los suyos: “Yo he venido aquí, a Starlite, muchas veces. Pero he estado ahí sentado, como ustedes”, confesó un emocionadísimo Pablo López, entregado a su auditorio.
Pablo López, que se ha consolidado como uno de los intérpretes que más público atraen, venía con ganas de darlo todo en este Festival: “Es un honor estar en Starlite. Yo soy un niño chico al que le gusta hacer música, cantar… Ustedes me van a permitir que les cuente mi vida esta noche”, dijo López, para, efectivamente, ‘contar’ su vida, pero en forma de canción.
Y así, fue desgranando temas de su disco nuevo (el más íntimo y personal de su carrera) como El niño, El gato, El teléfono… y habló, y se emocionó interpelando a su madre, que se encontraba entre el público; y “siguió jugando solo”, en El patio; y tocó el piano, y… se entregó en cuerpo y alma, haciendo un derroche de sentido del humor y de profesionalidad.
Pablo López, en su versión más íntima y sincera, ofreció a su público temas clásicos como El Mundo, y otros más innovadores como El Futuro o La Libertad.
Pero el artista venía dispuesto a ‘romperse’ sobre el escenario y no dudó en desprenderse del micrófono y cantar a capella, ante un silencio absoluto del auditorio al completo, otra vez El Patio. Sin duda, algo que permanecerá en la retina de todos los asistentes, por lo emocionante e inédito del momento, que culminó con Pablo López con lágrimas en los ojos.
Para el instante final, un emocionado Pablo López guardaba dos de sus clásicos, Lo saben mis zapatos, en la que también cantó un trozo a capella; y Tu enemigo, con las que se despidió de Starlite poniendo un broche de oro a una noche mágica e inolvidable.