Después de varios años de proyecciones y construcción, el 15 de marzo de 1864, el faro de Marbella comenzó a iluminar el paisaje costero. Desde entonces, la ciudad ha visto la inconfundible silueta de esta baliza, que ha dirigido a los barcos a lo largo de la costa occidental de Málaga y ha adornado las fotografías más antiguas del municipio.
Sin embargo, su estructura ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a las necesidades de los marineros y al desarrollo de la ciudad.
El faro original fue diseñado por el ingeniero malagueño Antonio Molina. Tenía una forma troncocónica y una altura de aproximadamente 11 metros, ubicado en la playa conocida como los Barronales de la Fontanilla. Este término se refería a las grandes dunas que una vez dominaban el paisaje y que desaparecieron con la urbanización de la zona. Como es común en estos complejos, la torre estaba conectada a un edificio que servía de vivienda para el farero.
La siguiente transformación importante ocurrió hace exactamente 50 años. El faro había perdido prominencia en el paisaje urbano, rodeado ahora de edificios residenciales debido al desarrollo urbano de la época. En 1974, la torre fue remodelada y elevada a su altura actual de 29 metros, casi tres veces su altura original, lo que aumentó su alcance lumínico a 22 millas náuticas mar adentro.
A pesar de los avances tecnológicos, el faro de Marbella sigue siendo activo y desempeña una función crucial para los barcos como referencia para calcular su distancia con respecto a la costa.
El Ayuntamiento de Marbella ha puesto en marcha un ambicioso proyecto de remodelación del Faro, contando con una inversión significativa de un millón de euros provenientes de la Diputación de Málaga. La alcaldesa, Ángeles Muñoz, ha destacado la importancia de esta actuación, que no solo implica la restauración de los edificios y jardines del Faro, sino también la eliminación de barreras arquitectónicas que limitan el acceso al lugar.
Durante una visita a las instalaciones junto al concejal de Obras, Diego López, Muñoz resaltó la complejidad de la obra, dado que las instalaciones son de titularidad portuaria. El Ayuntamiento ha solicitado una concesión para llevar a cabo estos trabajos, que se espera que tengan una duración de aproximadamente un año.
Los trabajos de remodelación abarcarán la modernización de los dos edificios del Faro con nuevos materiales, así como la renovación completa de los jardines circundantes. Se seleccionarán especies de plantas de bajo consumo para los jardines, con el objetivo de facilitar su mantenimiento a largo plazo.
La alcaldesa hizo hincapié en que el espacio del Faro pasará a formar parte integrante del paseo marítimo y Las Terrazas del Puerto Deportivo Virgen del Carmen, convirtiéndose en una zona abierta de más de 2.200 metros cuadrados para el disfrute de la ciudadanía.
Además, se prevé la creación de áreas y dependencias municipales, así como espacios destinados a actividades culturales y educativas. El objetivo principal es reactivar este importante enclave, que actualmente se encuentra en desuso, y darle un nuevo propósito que beneficie a toda la comunidad.
En cuanto a la financiación del proyecto, el Ayuntamiento obtuvo una subvención de la Diputación de Málaga el año pasado, destacando la importancia de este tipo de colaboraciones interinstitucionales para llevar a cabo proyectos de esta envergadura.
Se espera que una vez finalizadas las obras, el Faro de Marbella recupere su papel como punto de referencia emblemático de la ciudad y se convierta en un espacio revitalizado y accesible para residentes y visitantes por igual.