Nahyl acaba de cumplir 6 años.
Nos encontramos en la terraza del Real Club de Padel, donde solemos entrenar los 2, justo al lado del Kids Club, viene acompañado del padre y del abuelo. Su padre aceptó muy amablemente quedar para entrevistar a Nahyl pero un niño no entiende de entrevistas y al llegar se fue directo hacia la zona de juegos para niños.
Hasta aquí todo parece normal. Pero cuando el padre le llama al deber, ya tengo claro que detrás de esa normalidad, está un prodigio, un talento que sobresale por el tamaño pequeño de su contenedor.
Entre Nahyl, su padre y su abuelo hay complicidad, los 3 han venido a contarme la historia de un niño que hasta hace poco más un año era simplemente más vivaz que los demás y que en poco tiempo se ha convertido en un campeón del karting de competición.
La familia de Nahyl es de origen francés, pero lleva muchos años frecuentando Marbella por vacaciones, hasta que el abuelo decide establecerse aquí.
Su padre tiene pasión por el deporte, pero es por casualidad y por diversión que un día en Dubai, sienta a Nahyl en un kart para niños que le resulta demasiado grande para él.
La edad mínima para subirse a uno de esos cochecitos de circuito es de 6 años y Nahyl aún no tenía 5, había que ponerle el asiento a medida, así como el casco, el mono y los demás componentes. El niño se ilusionó y no hay nada peor que quitarle la ilusión a un niño.
Así que, con todo a su medida, empezó a probar la emoción del circuito, la adrenalina de la velocidad, el espíritu de la competición y el sabor de la victoria. Y de repente, esa criatura, en un año creció lo que de los demás crecen en 3. Pero no en estatura o en peso: con respecto a eso sigue siendo un niño de 6 años.
Me habla en francés y tal vez no entiende el sentido de mis preguntas: para él es todo tan lógico, natural y espontaneo que busca en la mirada del padre la razón de mis cuestiones.
El padre y el abuelo sonríen todo el tiempo, están orgullosos de su pequeño. Nahyl empieza a correr por juego, el juego se transforma en pasión, la pasión se hace intensa y requiere formación específica, entrenos especiales. En Dubai los entrenos empiezan a ser más frecuentes, en circuito los pilotos más grandes lo notan, el niño es bueno, más de lo que parece. Nahyl también se da cuenta de que va avanzando de manera exponencial, le gusta doblar a los demás y si son mayores, la satisfacción es aún más grande.
Un equipo de profesionales de kart se fija en él, intuye su potencial y lo ficha. Es el principio de su carrera: ¡ya no es solo un juego!
Cuando le pregunto qué piensa hacer en futuro, Nahyl me contesta sin pensar ni parpadear, como si ya lo viera: ¡voy a competir en Formula 1!
Vaya ambición tienes, le digo, entre las risas complacientes del padre. “Pero eres muy pequeño todavía, ¿cómo se llega a esto? Ganando todo hasta llegar en la Formula 1, así de fácil.
Al principio pensé que fuese ingenuidad, pero no, la suya no es ingenuidad es convención, es estrategia. Por muy joven que sea, Nahyl ya sabe de estrategia, calcula, compara, arriesga. Eso lo hace más maduro de sus apariencias sin quitarle la ternura de su edad.
A pesar de ser verano, este joven piloto de kart, entrena con constancia, no solo en circuito, sino en casa y en gimnasios. Y no solo el cuerpo, sino su cabeza, para fortalecer su cerebro y sus emociones. Al principio cuando le doblaban lloraba, me dijo, ahora ya no. Les mira y va calculando la trayectoria para no dejarles pasar al siguiente giro.
En septiembre Nahyl empieza su nuevo cole en Marbella, ya no vivirá en Dubai aunque tendrá que competir por un equipo árabe. Tanto su padre como su abuelo están convencidos que hay que apoyar esa pasión y ese talento, estimulando, pero sin presiones.
En competición ese niño ha dado prueba no solo de lo rápido que es, sino de como aceptar las derrotas, de como respetar los adversarios, de como luchar para un objetivo, de cómo buscar siempre la forma de divertirse, aunque la tarea sea difícil.
Nosotros le deseamos que pueda llegar en Formula 1 y que cumpla su sueño, pero, aunque no fuera así, mientras tanto ese niño prodigio está dando un gran ejemplo, a todas las edades, de que el deporte es una disciplina que transmite valores fundamentales y que, con humildad y pasión, el camino hacia el sueño es lo más bonito que hay.
Seguro que volveremos a hablar de él pronto, mientras tanto podéis seguir su carrera en su perfil de Instagram @nahylkart